Esperas una
respuesta.
La noche agobia las
ideas.
Ahogado en la duda,
el niño llora en su
letargo.
Felicidad efímera llegó.
Quizás a fuerzas,
sin pedir perdón.
Pobre de ti, bosque
maldito.
Sueño tras noche
lloraste.
Tus hojas partieron
el suelo.
Rogaste a la luna plateada
hasta jurarle tu
sangre regar.
Estúpida criatura en
llamas.
Aferrado a la perdición,
entre sombríos caminos
y aun con tus ramas a
ciegas andas.
Los animales te
carcomen.
Miles de burlas te
rodean.
Orgulloso monstro del
invierno.
Aun tu última batalla
libras.
Tiende tu mano,
alza tu mirada.
Ve al cielo nublado,
ruega por tu salvación.
El fuego te consume,
a tientas lloras.
El viento te arranca
la mano que te
sostiene.
Huye, corre sin
esperanza.
Se olvida que no
puedes.
Clavado a tu obstinación.
Cae sin siquiera
moverte.
Sé que no partirás,
pues tu corazón llega
a más.
Pero me apiado de ti,
porque desde hoy sufrirás.